¿Quién soy?

A veces es muy complicado ser tu mismo. La sociedad y las personas de tu entorno te presionan para que seas algo que tú no quieres ser. Y cuando muestras una pequeña parte de tu interior, recibes una avalancha de críticas.
Eso, te hecha para atrás. Te planteas que quizá sí sea tu verdadero yo el que muestras a los demás. Porque...¿cómo estar seguro de quién eres realmente?
Puedes buscar en tu interior te dirá la mayoría. La pregunta es...¿qué significa buscar en tu interior?
¿Significa pensar en tu vida, en todo lo que para ti representa algo y convertirlo en una respuesta?
¿Significa pensar en lo que tú crees que es tu interior y poner tu mente patas arriba en la desesperada búsqueda de tu identidad?
Pero...¿y si para saber quién eres realmente lo que tienes que hacer es no buscar en tu interior, sino ver como te relacionas con otras personas y qué consigues con ello?
¿Cómo puedes saber quién eres?
¿QUIÉNES SOMOS? ¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
¿Tenemos realmente una misión en esta vida o simplemente estamos aquí fruto de mera biología?
Creo que estas preguntas se las ha hecho cualquier ser humano que cierto día ha salido un momento del caos de este mundo y se ha limitado a pensar un poco en sí mismo. Pero no en un sentido egoísta. Sino a pensar realmente que hacía allí, de pie, pensando en ese momento eso mismo.
Y seguramente en su intento por responder a esa duda impertinente que una vez en tu mente no logras despegar, que te acosa una y otra vez, haya buscado consuelo en religiones que lo explican todo. Que permiten responder a esa pregunta sin tener que esforzarte en dar caza a esa respuesta. Y bueno, no quería meterme en religiones así que lo dejaré ahí.
Pero también ha buscado refugio en la antigüedad, con la esperanza de que en sus orígenes encontraría la clave a esa pregunta insidiosa. Y en la ciencia. En cualquier campo que permitiera
Creo que muchas de las cosas que se han hecho a lo largo de la historia del mundo han estado relacionadas directamente con el ansía del ser humano de comprender quién es. Y puede que algunos hayan hallado su respuesta. Puede que no. Puede que nadie haya respondido a esa pregunta. O puede que sea lo más fácil del mundo. Simplemente nos empeñamos en buscar una respuesta que nos haga ver que somo algo más. Que importamos.
¿Conocéis la teoría de la navaja de Ockham?
Esta dice que en igualdad de condiciones la hipótesis más sencilla tienes más probabilidades de ser cierta. Así pues, ¿no resulta más sencillo que nuestra identidad la forjamos nosotros mismos?
¿No resulta más sencillo eso que pensar que algo o alguien ha pretendido que estemos aquí por una razón concreta?
Puede ser que hayamos pasado milenios en busca de nuestra identidad cuando la teníamos delante de nosotros. Nosotros somos nosotros. Yo soy yo.
 ¿Mi identidad?
Yo. Soy yo. No hay más vuelta de hoja...¿o sí?
Porque de nuevo la parte de mi mente más científica o más filosófica, la que no se conforma con esa explicación, vuelve a insistir.
¿Y quién eres? ¿Qué pintas aquí en medio de este mundo? ¿Por qué?
Puede que nunca halle una respuesta que logre acallar a esa parte de mí. Puede que nunca logre adivinar mi identidad. Puede que tenga la respuesta delante de mí y me niegue a admitirla. Podrían ser tantas cosas...


Puede que algún día descubra la verdad...aunque hay que recordar que a veces la verdad no es la mejor de las soluciones...

By Myra